domingo, 1 de enero de 2017

Entre fuego y coral

Situado en un enclave natural inmejorable, Indonesia es uno de los países del sudeste asiático más espectacular y variopinto sin lugar a dudas. Con una columna vertebral volcánica y con más de 17.000 islas, su visita hace que ya solo el desplazamiento entre ellas sea toda una aventura, más teniendo en cuenta la alta siniestralidad de los transportes aéreos y marítimos. Un dato anecdótico que lo corrobora: de las más de cien compañías aéreas que hay en el país, no más de cinco están autorizadas para operar en la Unión Europea, entre ellas Garuda, Lion Air y Air Asia. Por otro lado, los precios de los transportes son muy baratos y se pueden reservar con muy pocos días de antelación, lo que hace que la organización del viaje sea muy flexible. Otros datos interesantes a saber antes de iniciar el viaje: para ver lo básico del país, mínimo hay que echarle tres semanas; hay muchísima inflación de los precios, lo que hace que la diferencia entre el coste real de las cosas y lo que piden al turista sea exagerada (el regateo es la mejor arma para solventarlo); los transportes terrestres son lentísimos, por lo que una buena opción es contratar un coche con conductor en algunos trayectos; el deporte nacional es el bádminton; la religión mayoritaria es la musulmana (salvo en Bali), por lo que en ciertos lugares hay que respetar sus costumbres, no obstante, su interpretación es mucho más abierta que en otros lados; y, por último, destacar la amabilidad general de la gente indonesia, lo que deja un gran sabor de boca al finalizar el viaje.

La puerta de entrada al país es su sucia capital, Yakarta, o la archiconocida y turística Bali. Las mejores opciones para volar desde Europa son las compañías Emirates, Etihad, Qatar o Saudia, con escala en las capitales de los países árabes. Una buena opción es entrar por Singapur y, de paso, visitar esta interesante ciudad. Ya en Indonesia, hay lugares y actividades que no se pueden dejar de ver como los templos de Borobudur y Prambanan, los volcanes Bromo e Ijen, bucear entre corales y tortugas en playas remotas, ir de isla en isla hasta el feudo de los Dragones de Komodo u observar a los orangutanes en la selva. 

Nuestro viaje comienza en Bali, visitando algún templo de la isla, sus arrozales en terrazas y disfrutando de la amable cultura balinesa. Es preferible huir de los congestionados resorts y alojarse en la localidad Ubud que, aunque también acoge a muchos turistas, tiene un ambiente más relajado. 

Templo Ulun Danu en Bali

Terrazas de arroz en el interior de la isla de Bali

Elephant Cave en el templo de Goa Gajah

Desde el puerto de Padang Bai en Bali salen numerosos barcos que llevan a las Gili Islands, enclave para bucear (si te dejan las hordas de gente). Nosotros apostamos por ir a Lombok y embarcarnos con Perama en un precioso y movido recorrido hasta la isla de Komodo en uno de sus austeros barcos. Playas rosas, corales y peces de todos los colores, islas mínimas y duermevelas entre el agua y las estrellas son algunas de las maravillas que ofrece este itinerario. Eso sí, no olvidar las pastillas antimareo. 

Tortuga avistada durante un snorkeling

Los barcos de Perama recorren islas remotas

Los Dragones de Komodo en su isla

Una de las paradisiacas playas cerca de la isla de Flores

La "isla mínima", otro lugar del paraíso

Tras una semana de viaje, regresamos a Lombok, desde donde se puede coger un vuelo hasta la isla de Java o realizar el recorrido por tierra y mar, mucho más lento, pero sin duda más interesante. Desde  Banjuwangi ya en Java, se visita el cráter de la meseta de Ijen, una cantera de azufre donde se pueden observar las duras condiciones que sufren los trabajadores que lo extraen. Otro lugar imprescindible en Java es el cráter del volcán Bromo. La visita se hace desde el pueblo de Probolinggo. Desde aquí, se puede coger un minibus colectivo que te lleva hasta Cemoro Lawang, a los pies del volcán. Ojo, las agencias pedirán precios desorbitados por el transporte, cuando en estos medios compartidos es mucho más asequible y real. Una vez en el pueblo, hay varias entradas desde las que se puede acceder andando hasta el cráter en una caminata de no más de media hora entre paisajes lunares. Asomarse al activo cráter es una experiencia impresionante. 

Cráter de Ijen y cantera de azufre

Trabajadores portando azufre

Camino del cráter del volcán Bromo

Cráter del Bromo

Desde la isla de Java, y con la opción de ver los templos de Borobudur y Prambanan, volamos a Medan, al norte de la isla de Sumatra. Desde allí nos desplazamos en bus (unas 3 horas desde el aeropuerto) hasta el tranquilo y bonito pueblo de Bukit Lawang, no sin antes observar como las plantaciones de palma le comen terreno a la selva. Bukit Lawang es la puerta de entrada al Parque Nacional Gunung Leuser, uno de los mejores lugares de Asia para observar orangutanes en libertad. En la caseta de la Cooperativa de Guías del Parque a la entrada del pueblo se pueden contratar los servicios de guía y realizar un cansado y exigente recorrido de tres días por la selva. Durante las caminatas se verán los pelirrojos homínidos y otras clases de monos y demás fauna. Aunque se puede llegar a estar a escasos metros de los orangutanes, hay que ser muy respetuosos con las directrices de los guías, no dejan de ser animales salvajes. La experiencia de la selva y la estancia en Bukit fue de lo mejor del viaje sin duda. 

Bukit Lawang, pueblo entrada a la selva en Sumatra

Orangutanes en Gunung Leuser N.P.

Cabañas para alojarse en la selva

Orangutana con su cría

Tras casi tres semanas de viaje, otro vuelo nos devuelve a Singapur, desde donde regresaremos a casa, no sin antes pasar un par de días en esta interesantísima ciudad. Pero eso ya es otra historia. 

Fotos: David Fernández, Ruth del Amo y Alejandro Bachiller

No hay comentarios:

Publicar un comentario